Entre el alfabeto y las tablas de multiplicar exhabitantes de calle dicen: ¡Sí se puede!
Reciben las clases en el hogar de paso de la Alcaldía Distrital.
En un ambiente más propicio para iniciar nuevos proyectos de vida y alejados del consumo de drogas, cerca de 60 exhabitantes de calle y habitantes de calle reciben, desde hace 3 años, clases de alfabetización en el hogar de paso de la Alcaldía Distrital.
La administración indicó que ser alguien en la vida y poder trabajar de manera digna hace parte de las metas que esta población se ha propuesto cumplir en corto plazo. Agregó que este es un paso importante para seguir en el proceso de recuperación de estos hombres y mujeres que hoy tienen más ganas de vivir y muchos sueños.
Uno de estos beneficiarios de atención integral por parte del Distrito, José Manuel Rodríguez Martínez, de 42 años, recuerda que inició en el mundo de las drogas cuando tenía solo 13 años y se alejó de su familia para vivir en las calles a los 25.
“No quiero ni recordar esas épocas, mi vida era un desastre, vivía en las calles sin horizonte, como un loco, un desechable, las drogas destruyeron mi vida y mi familia”, manifestó Rodríguez, mientras quedó en silencio y respiró profundo como una señal de arrepentimiento consigo mismo por haber tomado decisiones que le hicieron daño.
Cansado de todo lo que vivió: maltratos, peligros, discriminación, días y noches sin dormir por los efectos de la droga, hambre, frío, entre muchas otras cosas aterradoras, José decidió hacer un alto y pensó que cualquier día podía aparecer sin vida en la calle y eso no era lo que él quería.
“Escuché que había un centro donde le brindaban a uno los servicios de duchas y nos daban alimentación, yo me acerqué y ese mismo día estaban ayudando a sacar las cédulas, yo pensé que no quería seguir siendo un indocumentado si no un ciudadano y servirle a la sociedad, pero tenía que hacer las cosas bien, dejar todo atrás y demostrarme a mí mismo que ¡Sí se puede! volver a empezar”, agregó.
José mira al cielo y le da gracias a Dios porque es la mejor decisión que ha tomado: “No ha sido fácil, pero desde que llegué al hogar de paso hace año y medio me he sentido en familia, me han brindado, además de amor, apoyo sicológico, salud, terapias, alimentación, un techo y la oportunidad de validar mi bachillerato”.
Mientras la profesora explica cómo realizar las divisiones, José toma atenta nota y resuelve los ejercicios en su cuaderno, luego levanta la mano para pasar al tablero pues matemáticas es una de las materias que más le gustan y en la que mejor le iba en el colegio. Solo hizo hasta segundo de bachillerato.
Actualmente está validando octavo y noveno, junto a 60 ex habitantes y habitantes de calle. El próximo año José recibirá su grado de bachiller y este es un logro que lo emociona porque una de las cosas que más anhela es poder trabajar dignamente sin necesidad de hacerle daño a nadie.
Al preguntarle a José por su familia baja la mirada y responde: “Los padres que me criaron ya están con Dios, tengo hermanos, pero no me veo con ellos, quiero recuperarme y ser mucho mejor de lo que soy ahora. Hice mucho daño y uno tiene que pagar un precio, pero quiero que cuando llegue el momento vean en mí una persona nueva”.
La coordinadora distrital del programa de recuperación e inclusión social de los habitantes de la calle, de la Secretaría de Gestión Social, Luisa Mora, afirma que “esta labor es un trabajo interinstitucional que se realiza con el apoyo y participación de la Secretaría de Educación para lograr que estos seres humanos valiosos, paso a paso, con dedicación y mucha voluntad adelanten su proceso de formación y recuperación personal”.
“Tenemos dos jornadas, mañana y tarde, con diferentes docentes por área, ellos están felices reciben las clases con mucho agrado, son 5 horas que le estamos robando a la droga, a la calle, hacen su mayor esfuerzo y tienen toda la disposición, lo vemos reflejado cuando se gradúan, de la mano con la primera dama Katia Nule, quien ha sido la gestora de este proceso. Esperamos que al finalizar podamos entregarle a Barranquilla unos hombres y mujeres resocializados”, puntualizó Mora.
Antes de volver a integrarse a la clase con sus compañeros, José dijo que se visualiza a futuro “trabajando, superándome, primero debo ser una persona responsable para luego tener una familia".
Además, quiere llevar como mensaje que “en la calle nadie es feliz y la vida es de decisiones, hay que aferrarse a Dios para salir adelante y aquellos que siguen como habitantes de calle ojalá lleguen a estos ángeles del hogar de paso para decidirse a cambiar su vida”.
*Con información de la Alcaldía de Barranquilla